En 1994 la Asamblea General proclamó el 17 de junio Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía (resolución 49/115), en conmemoración de la aprobación de la Convención de las Naciones Unidas de lucha contra la desertificación el 17 de junio de 1994. Se invitó a todos los Estados a que dedicaran el Día Mundial a sensibilizar a la opinión pública respecto de la necesidad de cooperar en el plano internacional para luchar contra la desertificación y los efectos de la sequía y de aplicar la Convención de Lucha contra la Desertificación.
La demanda para satisfacer las necesidades esenciales de la vida aumentará de forma significativa en los próximos 20 años. Se necesitará un 50% más de alimentos, un 40% más de energía y un 35% más de agua. ¿Cómo se podrán saciar estas demandas y con qué recursos?.
Este año la celebración del Día Mundial de Lucha contra la Desertificación se celebrará una semana antes de la Conferencia Río +20, en Río de Janeiro, Brasil.
Crear el 'futuro que queremos’ comienza con el compromiso de:
- preservar la tierra no degradada y el suelo, y
- equilibrar la degradación de las tierras con la recuperación de una cantidad igual de las tierras
degradadas.
El compromiso es construir un mundo inmune a la degradación de los suelos.
El Comité Intergubernamental de Negociación fue encargado de elaborar una Convención Internacional de Lucha Contra la Desertificación en los países afectados por sequia grave o desertificación, en particular en África... Este es el Texto final de la Convención...
En este sentido; dirigido por el profesor León Brenig, del Departamento de Física de la Universidad de Bruselas, en asociación con la Universidad Ben Gurion de Israel se ha presentado el Proyecto Geshem (lluvia en hebreo), con el que se busca crear lluvia artificial.
La lluvia artificial se basa en la denominada isla de calor, definida como región de una determinada superficie con una temperatura significativamente superior a la de sus alrededores, aproximadamente unos 6ºC por encima de esta, en la cual se atrapa el vapor de agua contenido en la atmosfera hasta una altura superior a 1 km, donde empieza a condensarse para, a continuación, provocar precipitaciones.
Este método ha creado cierta expectativa en el mundo científico, y va a ser probado por primera vez en Israel en el desierto del Neguev, a 150 km de la costa, una vez se disponga del material necesario para evitar la contaminación, y para que su aplicación sea rentable. El proceso de investigación se puede prolongar hasta cinco años y no tendrá consecuencias negativas para el medio ambiente por lo que se lograría resolver los problemas de flora y fauna que los trasvases y la desalinización provocan. Otros países como España siguen muy de cerca el desarrollo de este proyecto.
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