Combinación del cráneo 'KNM-ER 1470', (hallado en 1972), y la nueva mandíbula, de la misma especie. F. Spoor |
"Nuestra investigación demuestra que hubo varios tipos de homínidos similares, pero nosotros somos los únicos que hemos sobrevivido", explica Meave Leakey, de 70 años.
El equipo que lidera desenterró entre 2007 y 2009 una cara y dos mandíbulas inferiores, una completa y otra parcial, al este del Lago Turkana. En 1972, los investigadores del Proyecto Koobi Fora Research (KFRP), encabezado por Meave Leakey y su hija, Louise, descubrieron el fósil de un cráneo, que fue bautizado como KNM-ER 1470 y que perteneció a un espécimen con un cerebro grande y cara alargada.
El enigmático fósil propició el debate entre paleontólogos sobre cuántas especies diferentes del género 'Homo' convivieron con el 'Homo erectus' durante el Pleistoceno. Algunos científicos atribuyeron la rara morfología de este individuo a diferencias sexuales o a una serie de variaciones naturales dentro de la misma especie, mientras que otros investigadores consideraron que se trataba de una especie distinta, conocida como 'Homo rudolfensis'.
Durante estas cuatro décadas el debate ha seguido abierto. Por un lado, debido a que el fósil de este cráneo no conservaba ni los dientes ni la mandíbula. Por otro, porque no se había encontrado ningún otro fósil similar.
Por otro lado, hace medio siglo se encontraron restos de otra especie que fue bautizada como 'Homo habilis', que podría haber convivido con el 'Homo erectus'. Esta nueva investigación sugiere que 'H. rudolfensis' también vivía en aquella época y deja abierta la posibilidad de que otras especies de homínidos hubieran convivido.
África, la cuna de la humanidad
El hallazgo de estos nuevos tres fósiles, que los científicos creen que pertenecieron a individuos diferentes de la misma especie (la misma del cráneo KNM-ER 1470 encontrado en 1972), ha ofrecido nuevas respuestas y según sugiere esta investigación, muestra que al menos tres especies distintas del género 'Homo' coexistieron en África hace dos millones de años. Los tres fósiles fueron encontrados en un radio de 10 kilómetros.
"Las personas se consideran algo especial y tal vez por ello nos comportamos tan mal. Destruimos océanos, el aire que respiramos y nuestras fuentes de alimentos", advirtió Leakey, quien junto a su marido, Richard, y su hija Louise intenta desde hace años descifrar los secretos de la evolución de la especie humana y con ello comprender mejor el presente.
Desde hace tiempo, los científicos saben que la cuna de la humanidad está en África, pero con las últimas investigaciones sobre los fósiles los expertos pueden explicar mejor por qué el 'Homo erectus', antecesor del hombre moderno, triunfó y evolucionó hasta el 'Homo sapiens' (hace unos 200.000 años), mientras que los otros dos tipos de homínidos se extinguieron.
El tamaño del cerebro
"Yo creo que lo que realmente fue determinante [para sobrevivir] fue el mayor tamaño del cerebro", dijo Leakey. "El 'Homo erectus' era más inteligente y probablemente podía fabricar mejores herramientas y conseguir alimentos más fácilmente que otras especies".
Pero antes de llegar a ese punto, los diferentes tipos de homínidos compartían un mismo espacio en el este de África, al igual que hoy conviven gorilas y chimpancés en algunas regiones. De ese mismo modo pudieron coexistir estos humanos primitivos sin exterminarse unos a otros.
Por primera vez existe una clara imagen de cómo podrían haber sido otras especies humanas, dijo Fred Spoor, científico del Instituto Max Planck, en Leipzig (Alemania), que también ha participado en el proyecto. Su distintivo más característico, dijo, era su cara larga y plana, agregó.
Leakey y su proyecto de investigación Koobi Fora han aportado otra pieza al puzle de la evolución humana, aunque en su trabajo evitan atribuir los fósiles a una especie en concreto y se limitan a afirmar que dos especies del género 'Homo' convivieron con el 'Homo erectus', nuestro antepasado directo.
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