martes, 30 de octubre de 2012

Agujero negro supermasivo origina una burbuja gigante.



En el centro de la enorme galaxia elíptica Messier 87 (M87), 2.000 veces más masiva que nuestra Vía Láctea, reside un gigantesco agujero negro con 6.000 millones de veces la masa de nuestro Sol. Y ese agujero negro infla a su alrededor una burbuja gigante de plasma más extensa que la propia galaxia. De ella han obtenido una buena imagen unos astrofísicos con un radiotelescopio que acaban de estrenar, el Lofar, del consorcio internacional Astron. “El resultado es de gran importancia”, dice Francesco de Gasperin, líder de la investigación. “Muestra el enorme potencial del Lofar y proporciona una prueba sólida de las relaciones íntimas entre el agujero negro, la galaxia que lo aloja y el entorno, como si fueran especies simbióticas; la galaxia y su agujero negro central llevan vidas directamente conectadas, con la primera proporcionando materia para alimentar al segundo y este devolviendo energía a la galaxia”, explica.


Algunos agujeros negros, en el proceso de acreción de materia, se tragan parte de ésta, pero otra parte resulta eyectada en un chorro de partículas que alcanzan casi la velocidad de la luz, comentan los investigadores de Astron. Cuando ese flujo se ralentiza, se crea un tenue globo que puede englobar a toda la galaxia. El agujero de M87 se come cada pocos minutos tanta materia como tiene la Tierra, pero convierte una parte de ella en radiación y otra parte en potentes chorros de partículas ultraveloces. La burbuja que se forma es invisible para los telescopios ópticos, pero se ve bien en las bajas frecuencias de radio, que son precisamente en las que lo han observado De Gasperin (Instituto Max Planck de Astrofísica, Alemania) y sus colegas. Ellos presentan los resultados de su investigación en la revista Astronomy and Astrophysics.

La burbuja “es sorprendentemente joven, solo unos 40 millones de años, que es un mero instante en las escalas de tiempo cósmicas”, dicen los científicos en un comunicado de Astron. Las observaciones en baja frecuencia, explican, no revelan ninguna emisión remanente fuera de las fronteras de la burbuja bien delimitada, lo que significa que no es un resto de actividad de hace mucho tiempo, sino que se rellena constantemente con partículas emitidas desde el agujero negro del centro de la galaxia.

Resulta especialmente fascinante el hecho de que los resultados de este trabajo den pistas sobre la violenta conversión de materia en energía que ocurre muy cerca del agujero negro; en este caso, el agujero es particularmente eficaz acelerando el chorro [de partículas] pero lo es mucho menos a la hora de producir una emisión visible”, señala Andrea Merloni (Instituto Max Planck de Física Extraterrestre).

Estos astrónomos han hecho observaciones en radio, en el rango de frecuencias de 20 a 160 megahercios, que son las que utilizan normalmente los pilotos aéreos en las comunicaciones, y explican en Astronomy and Astrophysics que han trabajado en radiofrecuencias bajas “nunca exploradas antes con esta alta resolución espacial y rango dinámico”. La investigación, en realidad, se ha realizado durante la fase de pruebas del nuevo radiotelescopio, pero han utilizado también observaciones de otro conjunto de antenas, el radiotelescopio VLA, en Nuevo México (EE UU) y del de Effelsberg, de 100 metros de diámetro (en Alemania).

El Lofar, diseñado y desarrollado por Astron, utiliza miles de antenas diseminadas por toda Europa de manera que las señales que captan se combinan sincronizadas en un superordenador (en Holanda) para generar una imagen única. Es capaz de captar señales de hasta 30 metros, con las que trabajan normalmente las emisiones de radio, los radares y las comunicaciones por satélite, pero también son emitidas por objetos exóticos del espacio profundo como agujeros negros, estrellas de neutrones en rotación y supernovas. En el consorcio científico participan Holanda, Alemania, Francia, Reino unido y Suecia.


lunes, 29 de octubre de 2012

Hallan en Doñana 20 piezas del Neolítico con 5.500 años de antigüedad.




Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han dirigido una investigación en la que se ha recuperado cerca de 20 piezas del Neolítico, con unos 5.500 años de antigüedad, entre las que destacan un hacha pulimentada y varios trozos de cerámica. El hallazgo se llevó a cabo en los alrededores de la Vera de Doñana, espacio situado dentro de la Reserva Biológica que custodia el CSIC en el Parque Nacional, y en la superficie sin necesidad de realizar ningún tipo de excavación.

El hallazgo, que ha sido presentado este lunes en la Reserva Biológica de Doñana, demostraría, según los investigadores, que hubo actividad humana en Doñana varios siglos antes de lo que se pensaba, y entre las piezas halladas se encuentran restos de cerámica con elementos decorativos y núcleos y otros trozos de herramientas elaboradas con sílex, tal y como ha informado el CSIC en una nota.

"Es la primera vez que se describe en este espacio natural la presencia de restos neolíticos, unas piezas que demuestran que la actividad humana en Doñana es mucho más antigua de lo que se pensaba", destaca el investigador del CSIC y director de la Estación Biológica de Doñana Juan José Negro, que forma parte del grupo de investigadores que ha realizado el hallazgo.

El hallazgo más significativo es un hacha pulimentada, encontrada en buen estado de conservación, mientras que los núcleos son una especie de cantos rodados de sílex que los antiguos pobladores golpeaban para obtener de ellos pequeñas láminas que usaban como cuchillas, a lo que ha añadido Negro que "varias de estas cuchillas insertadas en un trozo de madera o hueso podían convertirse, por ejemplo, en una sierra muy útil para múltiples tareas".


En estos momentos, el objetivo inmediato es solicitar las autorizaciones pertinentes para realizar un estudio geoarqueológico que incluya prospecciones sistemáticas en superficie.

Del mismo modo, ha destacado que las piezas no necesariamente pudieron haber pertenecido a individuos asentados en Doñana, sino que también podrían ser de miembros de asentamientos en el entorno de la Bahía de Cádiz, que se desplazaran a la zona para cazar, pescar y mariscar.

En el grupo de investigadores también se encontraba el paleontólogo y director del Museo de Gibraltar Clive Finlayson, el ex director del Museo Arqueológico del Puerto de Santa María, Francisco Giles, y el catedrático de Arqueología en la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Madrid, Santiago Valiente Cánovas.

Investigadores de la Estación Biológica de Doñana del CSIC participan en Gibraltar Cave Project, iniciativa internacional que compara las similitudes del actual ecosistema de Doñana con el que se presentaba en Gibraltar en la época en la que los neandertales lo habitaron.

Por su parte, la directora general de Espacios Naturales y Participación Ciudadana de la Junta de Andalucía, Esperanza Perea, ha participado también en la presentación a los medios del hallazgo de herramientas prehistóricas elaboradas en el Neolítico.

(EuropaPress)

miércoles, 17 de octubre de 2012

Encontrado un planeta en el sistema estelar más cercano a la Tierra.



El trofeo más deseado de los astrónomos cazadores de planetas extrasolares es encontrar uno que sea como la Tierra, que esté en la llamada zona habitable (a una distancia de su estrella a la que puede haber agua líquida) y que el astro se parezca al Sol. Entre los más de 750 planetas extrasolares descubiertos hasta ahora (más 2.300 posibles y pendientes de confirmación), todavía no se ha encontrado el premio gordo. Pero un prestigioso equipo de la Universidad de Ginebra se está acerando mucho y su último triunfo es el planeta más ligero descubierto hasta ahora (con una masa similar al del nuestro) en órbita de una estrella de tipo solar. No está en zona habitable, pero tiene algo importante: está en órbita de Alpha Centaury B, una de las tres estrellas que forman el sistema estelar más próximo a la Tierra. Es, por tanto, el planeta extrasolar más cercano a nosotros descubierto hasta la fecha., a solo 4,3 años luz de distancia de nosotros.

Alpha Centauri B es un poco más pequeña y un poco más fría que el Sol. El planeta que han encontrado dando vueltas a su alrededor Xavier Dumusque y sus colegas tarda 3,2 días en cumplir una órbita en torno a su astro (un año) y lo hace una distancia muy inferior a la de la órbita terrestre; 0,04 UA (una UA, Unidad Astronómica, es la distancia media de la Tierra al Sol, es decir unos 150 millones de kilómetros). Es decir, ese planeta está mucho más cerca de Alpha Centaury B que Mercurio del Sol, demasiado caliente para ser habitable. La estrella forma parte de un sistema doble con Alpha Centauri A por lo que “será un objeto muy brillante en el cielo visto desde ese planeta”, señala el Observatorio Europeo Austral (ESO), en cuyo observatorio de La Silla (Chile) trabajan estos astrónomos.

El descubrimiento se da a conocer en la revista Nature. El líder de la investigación es Dumusque (investigador de la Universidad de Ginebra y de la de Oporto, Portugal) y forman parte del mismo Michel Mayor y Didier Queloz, los descubridores del primer planeta extrasolar en torno a una estrella de tipo solar, en 1995.

La cercanía de este mundo en órbita de una estrella tan cercana no es una cuestión de récord, por supuesto, sino de enorme interés científico ya que esa proximidad debería facilitar su estudio detallado. Se podría estudiar su atmósfera, si es que la tiene, e incluso tal vez la composición de su superficie, algo que se ha logrado ya pero sólo con algunos planetas extrasolares mucho más grandes, recalca el especialista Artie P. Hatzes (observatorio del Estado de Thuringian, en Alemania), en su comentario del hallazgo publicado en la revista Nature.

Pero además, Alpha Centauri B se convierte en objetivo prioritario de investigación porque, como recalcan los propios autores del hallazgo y Hatzs, muchos de los planetas descubiertos forman parte de sistemas múltiples, de decir, de un astro con varios cuerpos en órbita alrededor, como el Sistema Solar, por lo que puede que también en este caso haya varios planetas ahí, y quizá alguno en la zona habitable, a la distancia oportuna.

"La detección de un planeta habitable de masa similar a la Tierra en órbita de una estrella similar a nuestro Sol es extremadamente difícil porque la señal [de su presencia] resulta superada por las perturbaciones estelares”, escriben Dumusque y sus colegas en su artículo.Hatzes recuerda que un hallazgo como este  ha de ser confirmado antes de darlo por seguro.

El planeta de Alpha Centaury A es 150 veces menor que 51 Pegasi b, el primer planeta extrasolar que descubrieron Mayor y Queloz, en 1995. Desde entonces van mejorando día a día las técnicas de observación y los científicos han ido encontrando cuerpos cada vez de menos masa en órbita de otros astros. La técnica que permitió a estos dos astrónomos aquel descubrimiento sensacional consiste en medir el mínimo bamboleo que sufre un astro debido al efecto gravitatorio que provoca la presencia de un cuerpo girando a su alrededor. Ese bamboleo, en el caso del nuevo planeta, el más cercano a la Tierra, es de medio metro por segundo, mientras que en el caso de 51 Pegasi b, era de 50 metros por segundo. Para sus observaciones el equipo de la Universidad de Ginebra utiliza un telescopio de espejo principal de 3,6 metros de diámetro con un detector óptimo para este tipo de trabajo denominado HARP.

Otro método alternativo para buscar estos cuerpos es el denominado de tránsito, que consiste en medir la leve disminución del brillo de la estrella cuando un planeta se cruza por delante de ella en la línea de visión desde la Tierra. Es la especialidad del telescopio espacial Kepler.

Impresión artística del planeta alrededor de Alfa Centauri B/ Foto: ESO